
Si creés que no podés por la razón que sea, intentalo, si no lo intentás jamás vas a confirmar si podías o no.
Una vez que entendés claramente que te hace feliz, tomaste la decisión de serlo y te acompañá una mentalidad positiva, entonces hay que planear el éxito, esto se hace como cuando subís una escalera, peldaño a peldaño. Hay que tener presente que el éxito se puede componer de muchos fracasos, donde cada uno debe de ser una memorable lección de por donde no ir.
Nos queda la gran tarea este año de superar el fracaso, aceptar los no, probablemente van a venir muchos, como en otros años solo que en este, particularmente, estamos muy suceptibles. ¿Habrá algo en el lenguaje humano que duela más que la simple palabra “no”? Este es el desafío más grande, superarlo, y a pesar del no VOLVER A INTENTARLO.
Te pregunto: ¿Qué harías si supieras que no podés fracasar? Pensalo un momento. Si tuvieras la seguridad de no fracasar, ¿Influiría ello en tu comportamiento? ¿No te permitiría hacer exactamente lo que deseás? Así pues, ¿qué te lo impide? Es esa palabra de dos letras, “no”.
Para triunfar, debés aprender a asimilar el rechazo sabiendo que si lo hacés lo despojás de todo su poder.
¿Cuántas veces has deseado acercarte a alguna persona en una empresa o en la vida y dirigirle la palabra, pero no lo has hecho para no tener que escuchar un posible “no”? ¿Cuántas veces has decidido no presentarte a una oferta de empleo, o no visitar a un cliente, o no pasar una prueba porque tuviste miedo a una negativa?
Date cuenta ahora de lo absurdo que es eso, le estás poniendo muros a tu ruta, por temor a una palabra de dos letras. Y eso que la palabra en sí no tiene ningún poder: ni corta tu camino, ni te priva de ninguna de tus fuerzas, de tus habilidades, no quiebra tus herramientas. Todo su poder lo adquiere de la manera en que te la representás vos mismo, de los límites que te imponés ante ella.
Y la consecuencia de un pensamiento limitado, es una VIDA LIMITADA. El que sabe controlar sus emociones puede controlar su reacción ante un rechazo. Incluso usar el “no” como un estímulo. Además, sin rechazo no hay triunfo auténtico.
Este año debe ser de ESPERANZA, por tanto un no hoy, se puede convertir en un si mañana.
Recordá que después de la noche siempre hay un amanecer.